Publicado originalmente en 1980, este fue el primer álbum en solitario de Stiv Bators. Reeditado ahora con dos cortes extra, que no estaban disponibles en la edición original, una foto de portada ligeramente distinta de la original (la misma foto de la edición de 1980 pero sin filtrar) y un encarte con notas completas y fotos.
Bators fue quien destruyó Rocket from the Tombs, de donde secuestró a la mitad de sus miembros para formar una de las bandas americanas de punk rock más influyentes, The Dead Boys. Stiv había abandonado sus magulladuras punk para emprender una carrera en solitario más orientada al power pop.
Este no es un álbum grabado por un ex idealista del punk; en cambio, constituye un verdadero paso adelante hacia otro ámbito desconocido que mantiene todo el brillo y la actitud que quedaron del último. La música es más similar al pop de los 60 que al punk rock vicioso por el que Bators se hizo conocido originalmente, mientras era miembro de The Dead Boys.
Las nuevas generaciones siguen descubriéndolo. Todavía se mantiene muy bien y suena tan fresco y vibrante como siempre.